01 diciembre, 2008

De Camino a Tempe…

Ring… 5:30 de la mañana. Suena el despertador. No me lo puedo creer. Mi primer pensamiento del día es una mezcla entre confusión y una oda hereje por haberme sacado un billete tan temprano.

Tras algunos devaneos y con ayuda de mis compañeros conseguí no perder el vuelo. Últimamente parece que he hecho mía la frase de Oscar Wilde “se retrasa por principio puesto que la puntualidad representa es un robo de tiempo”


Por fin en el avión: lo hemos conseguido! Una hora y media después estábamos plantados a las puertas de lo que hasta ese momento sólo había sido la idea de una de las mayores empresas de moda: Tempe Inditex S.A.

Una vez a las puertas, fuimos rápidamente llevados al edificio central donde nos dieron la bienvenida. Para más eficiencia y para evitar alborotos nos dividimos en grupos para las visitas.

A mi me tocó el grupo que iba a la fábrica de calzado “Manolitos”. Jamás pensé que el “Hand Made” de Inditex realmente significase “hecho a mano”. Cada pieza, cada costura y hasta cada pegatina naranja delatora de los zapatos recién estrenados se coloca a mano. Hasta la fábrica parecía estar dividida por hombres y mujeres: los hombres trabajando con la maquinaria y las mujeres cosiendo. Sólo faltaba el humo saliendo de las calderas para trasportarnos a una película de Charlie Chaplin.


Guiado por esa necesidad de saber y amparado por la idea de que “las preguntas no son indiscretas, más a veces sí lo son las respuestas”, lancé una pregunta más típica de un Consultor de RRHH que de un estudiante del Master de Empresas de Moda. “¿En qué índice de rotación os movéis? ¿Las funciones a desempeñar por cada uno de los trabajadores son siempre las mismas?“ Su respuesta fue directa no sin antes arquear de cejas: “la mayoría de ellos saben hacer varias cosas, pero sólo cambian si alguno de sus compañeros se pone enfermo”. Salí de la fábrica agradecido por la oportunidad de poder ver, tocar, oler y entender el proceso y el trabajo que llevan algunos de los zapatos que calzo.

La segunda parte de la mañana fue en el centro en la sala de trabajo. Una nave blanca prefabricada, de techos altos que amortiguan el ruido, dando sensación de libertad y que facilita el fluir de ideas. Nos reunimos bajo la carismática presencia de Jesús Samper que implicó a las personas responsables y que dan vida a la colección; diseñadores, compradores, y product managers. Esta parte del día fue esencial para entender los puestos y para dejar entre ver la pasión, fascinación, y hasta a veces frustración que crea el trabajar en moda en Tempe.

Personalmente valoro las sensaciones que me trasmitieron las personas con las que tuve la oportunidad de hablar, porque sin ellas saberlo, nos abrieron una ventana a lo que es su vivencia de la moda, y lo que en un momento dado podría ser para cada uno de nosotros si llegásemos a trabajar en Inditex.
El tiempo destinado al almuerzo, aunque algunos lo consideraron excesivo, yo lo viví agradecido por poder disfrutar de algo que durante la semana no tengo: Tiempo. Tiempo para relacionarme, conocer y compartir o simplemente reírme con mis compañeros del Master.

Por la tarde nos tocó el centro logístico. Parece extraño que en el mismo sector e incluso en la misma cadena de suministros existan dos polos tan opuestos. Si la fabricación es manual, la logística asociada a ella está casi toda informatizada. Todo va al milímetro, sigue una exacta planificación para la obtención del máximo rendimiento. Incluso una vez programadas las máquinas, éstas podían discriminar desde palets vacíos hasta cajas que deberían ser especialmente precintadas.


Yo, como hombre de letras no pude dejar de preguntarme: “¿y no podría una de esas células foto-sensibles clavar un tacón, coser, o pegar una pegatina naranja en la suela del zapato?” Claramente no, sino Amancio ya se habría comprado una.

Volvimos a la sala para tener un avance de lo que será las nuevas tendencias del verano. El acercamiento lo hicimos a través de jóvenes empleados, vestidos a la moda y con diferentes acentos que mezclado con tacones vertiginosos le dieron un toque sexy y glamouroso a la presentación.


Para ir cerrando la tarde nos reunimos por firmas. En mi caso Oysho. Nos recibió la directora de producto y una de las diseñadoras. Tras un breve repaso a la presentación de la colección, hablamos sobre los retos a los que se enfrentan como marca. Y del esfuerzo y dedicación que ponen en tratar de introducir moda en un área tan difícil como es el “andar por casa” donde la mayoría de los compradores siguen apostando por un modelo de zapatillas de cuadros clásicos tal y como tenían sus abuelos.

Para cerrar el día tuvimos una breve charla con el Dpto. de RRHH respecto a los procesos, puestos y oportunidades mientras que tratábamos de poner en común las sensaciones que nos había evocado la visita a lo largo del día.

Una flota de taxis nos esperaba a la salida y como si de una película de Gangster se tratase fuimos saliendo en fila uno tras otro dirección al aeropuerto. Mirando a los rostros de mis compañeros pude percibir esa sensación mezclada entre cansancio y de esto se acaba.

Tras el vuelo y una vez en tierra nos despedimos y cada uno volvió a su ajetreada vida de la que por un día nos permitimos ausentarnos.

Muchas gracias a todos por la experiencia conjunta como grupo Isem 08/09. Próxima cita Paris, la ciudad de las luces, que vio nacer aquellos días de vino y rosas que tan bien supo recoger Georges Moustaki en sus canciones.

Colaboración | Álvaro Ruiz de la Sierra EMBA 2008/2009

4 comentarios:

Marga - ModaQueMola dijo...

Qué bien ha quedado Álvaro!!
Aquí en ISEM están todos encantados.
besos

Anónimo dijo...

Bien chaval, bien ;-)

Mmn dijo...

Genial resumen (increible como has logrado acortar un dia tan intenso en ese espacio!!). Las sensaciones, los contrastes brutales entre lo artesanal y lo informatizado, como nos trataron alli... Te mereces un muffin!!!

Mmn

Álvaro Ruiz de la Sierra dijo...

Muchas gracias a todos. La verdad es que ha sido todo un placer escribirlo. Me alegro os haya gustado.