Permitidme que me presente. Me llamo Pedro Zozaya y soy editor de moda de Vogue.es desde que cursé el master del ISEM, allá en 2005. Todos los que estamos en esto sabemos que el día a día -presentaciones, semanas de la moda, fiestas, deadlines, la redacción y gestión de información en general- da de sí para ríos de tinta.
Sin embargo, para que comprobéis que nadie nace aprendido, prefiero comentaros una de mis mayores meteduras de pata en el mundo de la moda. Sucedió cuando comencé a cubrir los desfiles en la Pasarela Cibeles –Madrid Fashion Week-.
En aquella edición, Carmen Kaas había sido invitada por la organización como modelo estrella de ámbito internacional y uno de los gabinetes de prensa de IFEMA me concertó una entrevista para publicarla en Vogue.es. Hasta ahí todo normal.
Me preparé mis preguntas, cámara de fotos, block de notas… Sí, Pedro sí. Me decía a mi mismo. Lo tienes todo controlado. No se te escapa nada. Y llegó el momento de abarcar la cita. Me escoltan a backstage de Cibeles, entro a la salita en cuestión y me encuentro con una mujer que nada tenía que ver con Carmen Kaas.
Mrs. Kaas posee un largo y lacio cabello dorado, un rostro anguloso y firme. La dama que me esperaba era morena y estaba embarazada. Embarazadísima, diría yo. ¡Se trataba de Carmen March! ¡Maldición!
Hubo una confusión -ya sea por mi parte o por el gabinete de comunicación- y, como resultado, me vi forzado a improvisar una entrevista con la diseñadora Carmen March. Ya que no tenía nada preparado, salí del paso como pude. Tendré que decir que, a pesar del malentendido, Mrs. March resultó absolutamente encantadora, presentó su propuesta minutos después de mi entrevista y días más tarde dio a luz a un niño que, supongo, será maravilloso. Si algún día Carmen March lee este post, comprobará el por qué de mi repentino sonrojo.

Entre tanto, como una imagen vale más que mil palabras, os muestro algunas fotos de mis compañeras en Vogue -edición impresa y online-. Por favor, sed benevolentes con sus respectivos looks, ya que las fotos las tomé yo personalmente y algunas de ellas tienen su antigüedad.




Un abrazo.
Pedro.